La verdad es que en estos partidos de enero nos hemos encontrado con la mejor versión del equipo pero también con la peor.
Por un lado estoy contento de que nos haya pasado porque así nos podemos dar cuenta más fácilmente de que jugar bien o mal depende en un 95% de nosotros. Es decir, ganar los balones divididos, quitar el balón, hacer buenos desmarques, estar bien colocados en el campo, controlar bien el balón,…la gran mayoría de las acciones que hagamos durante el partido va a depender de nuestra actitud.
¿Por qué muchas veces a un equipo que le han expulsado a un jugador suele jugar mejor y con más intensidad? Pues porque los jugadores saben que si no dan más del 100% y no están concentrados, el otro equipo les puede pasar por encima porque son uno menos. Evidentemente cuando van pasando los minutos y los jugadores se van cansando, se va notando poco a poco la diferencia. Pero suele ser un partido muy igualado.
El partido con Adelfas fue espectacular: continuas desmarques, cada vez que perdíamos el balón bajabais a defender, cada balón dividido era nuestro, jugadas a dos toques, muchas ocasiones de gol,… ¿Y todo por qué? Porque sabíais que eran los primeros y sin darlo todo, no conseguiríamos ganar. Y estuvimos muy muy cerca. Menudo partidazo.
Y el partido con Jara fue justo lo contrario: relajación, malos controles, replicas entre nosotros, no estábamos cerca de nuestras marcas al defender, no había conexión,… ¿Y por qué? Porque eran los últimos y creíamos que íbamos a ganar de sobra. Esto no quita mérito al otro equipo, por cierto, que jugaron bastante bien y merecieron ganar.
¿Conclusión? Dependemos de nosotros. De nuestra actitud y nuestras ganas de jugar. Y voy más allá. Cuando nos meten un gol se suele oír desde dentro del campo “¿pero quién estaba cubriendo a ese?” o cuando fallamos un gol “¿pero cómo fallas eso?” Siempre que fallamos como equipo buscamos el fallo en el compañero en vez de mirarnos primero a nosotros mismos y ver qué hemos hecho mal. A lo mejor deberíamos empezar por ahí. Por reconocer nuestros fallos y no descargar esa frustración en los demás. Ya sabéis de sobra mi forma de pensar: para hacerlo bien, primero hay que fallar muchas veces. Por lo tanto, es bueno tener fallos. Lo malo es cómo enfocarlos. Si lo hacemos como errores, nos estancaremos, pero si lo vemos como oportunidades para mejorar, cada semana seremos mejores.
A por el mes de febrero que estoy seguro de que vamos a hacer muy buenos partidos. A exigirnos mucho durante los entrenamientos y los partidos, pero sin olvidaros que esto lo hacéis para disfrutar junto a vuestros amigos.
¡SOIS LOS MEJORES!
Que constructivo javi!!!